Me despert茅 al silencio esta ma帽ana.

Los gallos se hab铆an ido y finalmente me libr茅 de ellos. Es un mito que los gallos solo cantan al amanecer; Mis gallos comenzaban a las 3 de la ma帽ana y no paraban hasta el anochecer, y solo durante unas horas. Un a帽o de canto de gallos es demasiado para cualquiera y ya tuve suficiente. Las gallinas tambi茅n lo hab铆an hecho.

Mantuve de tres a cinco gallos a la vez en mi propiedad de dos acres y eran criaturas salvajes y magn铆ficas. Durmieron en los 谩rboles, rascaron todo el d铆a en busca de insectos y gusanos y saltaron sobre las gallinas (todas a la vez) cuando quisieron.

Los gallos traumatizaron a las gallinas hasta el punto donde se escondieron. De hecho, descubr铆 una gallina hoy que no hab铆a visto en semanas y que asum铆 que estaba muerta. Ella se pavoneaba alrededor y se dio un ba帽o de polvo sin la preocupaci贸n de que cinco gallos descendieran sobre ella. Otra gallina se esconder铆a en el armario de la lavander铆a cuando todo fuera demasiado para ella. Ella se volvi贸 desali帽ada, no pod铆a comer y perdi贸 mucho peso.

Por el bien de las gallinas, sab铆a que hab铆a que sacrificar a los gallos. Siguieron haciendo m谩s gallos.

Fue triste hacer esto, pero m谩s triste es ver a las gallinas con las plumas que faltan desafortunadamente tratando de escapar del guante del gallo. Los gallos los perseguir铆an por la propiedad hasta que las gallinas se agotaran. Los gallos tomaban su turno sujetando a la gallina, tirando de su peine y haciendo su trabajo. El escenario fue breve, brutal, frecuente y las gallinas rara vez permitieron que el tiempo se recuperara de la prueba antes de ser perseguidos por la propiedad nuevamente.

Cada pocas semanas aparec铆a una gallina con seis o siete polluelos a cuestas y al menos dos de ellos se convert铆an en gallos que se juntaban d铆a y noche. Los gallos pelear铆an entre s铆 hasta que sus peines se volvieran sangrientos y sus plumas rojas. Cuando un gallo establec铆a el dominio, mantendr铆a su posici贸n caminando y cantando. El resto comenz贸 a cantar una vez que se detuvo, y as铆 sigui贸 todos los d铆as.

Vino un amigo y despach贸 los gallos y los sepult茅 uno al lado del otro. Pens茅 c贸mo se sacrificaban estas magn铆ficas aves para que las gallinas pudieran llevar una vida tranquila. Fue una instrucci贸n conmovedora sobre la naturaleza de la felicidad y sobre c贸mo la felicidad de una cosa a menudo conduce a la infelicidad de otra.

Al menos es tranquilo por la ma帽ana.

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